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Con un aporte de USD $9 Trillones a la economía mundial y la generación de más de 120 millones de empleos, el turismo es una de las industrias que más necesitará de la innovación para su recuperación después de la crisis sanitaria.

La pandemia de 2020 ha acelerado la disrupción de varias industrias y una de las que quizás se ha visto más golpeada, es la del turismo. La segunda ola de contagios nos lleva a intuir que la desaceleración y las restricciones a los desplazamientos continuarán por mucho más tiempo, aún después de contar con una vacuna. Esto plantea retos importantes para la industria que en 2019 aportó 10% del PIB mundial y que no volverá a niveles previos a la crisis antes de 2024, poniendo en riesgo más de 120 millones de empleos.

Nadie sabe con precisión cómo se transformará el turismo, lo cierto del caso es que no era una industria sostenible ni a los ojos de los analistas más obstinados. Esto, sumado a presiones frente a la descarbonización de industrias como la del transporte, casos como la reducción de precios de tiquetes de trenes en Alemania para incentivar su uso por encima de los automóviles, reducción en las flotas de empresas de transporte aéreo como Easyjet o la crisis de Avianca en América Latina. Nos muestran que los cambios necesarios para salvar la industria van a tener que ser radicales. En la mira están negocios como los cruceros, llamados a reinventarse debido a su impacto ambiental. Hay otros que plantean repensar la industria aérea por completo, de la cual hemos visto comportamientos poco éticos frente a la emergencia sanitaria. Airbnb comienza a analizar alternativas para transformar su modelo y pospone salir a la bolsa.

Frente a esta coyuntura, pueden analizarse 4 factores clave a tener en cuenta de cara a la recuperación del turismo que, sin duda alguna va a volver, pero lo hará tras librar batallas sumamente complejas y en las cuales tendrá que hacer uso de sus aliados y grupos de interés para innovar y adaptarse rápidamente.

Evolución de la demanda

Las preferencias de los viajeros han cambiado hacia lo conocido y lo que más confianza genera. El turismo local reinará durante los próximos años y demandará la adaptación de la industria en cuanto a precios, acceso a servicios, enfoque de las campañas de mercadeo y esfuerzos en publicidad. Los destinos al aire libre serán los más apetecidos y modelos como el Glamping, que implican de cierta forma distancia social, se volverán sumamente atractivos para los viajeros y turistas locales que buscan escapar al encierro en sus casas. También existen oportunidades en modelos de retiro conectado como los ecolivings, que permiten a las personas trabajar en un ambiente remoto, pero en medio de la naturaleza y priorizando otros estilos de vida.

Salud y asepsia

El comportamiento de los consumidores se verá muy influenciado por los niveles de asepsia y seguridad que puedan brindar los destinos. La información compartida entre viajeros será clave para generar confianza, el miedo a estar «atascado» en un país desconocido y una cultura diferente alimentarán muchas de las decisiones de los turistas. Esto hace indispensable que se refuerce la colaboración en cada eslabón de la cadena de valor del turismo para mitigar la incertidumbre y hacer sentir seguros a los viajeros.

Innovación y transformación digital

La aceleración de la economía digital permea todas las industrias y el turismo no será la excepción. Se ve la necesidad de integrar nuevas tecnologías e innovación a las experiencias ofrecidas y la hospitalidad, en un mundo en donde los viajeros demandan privacidad y el menor contacto posible con desconocidos. Desde la forma de administrar hoteles hasta las estrategias para ofrecer recorridos guiados, la transformación digital se convierte en una imperativa para la industria del turismo.

Sostenibilidad

Una de las tendencias que golpea con más fuerza a todas las industrias (esperemos que para bien) es la sostenibilidad. El afán de contrarrestar los efectos de la crisis climática, tanto a nivel corporativo como individual, marcan las elecciones que hacemos frente al consumo de productos y servicios. Como se mencionó antes en este artículo, el turismo está asociado a prácticas sumamente insostenibles y hoy, al ser una de las prioridades de los consumidores, la protección del medio ambiente y la conservación de flora y fauna tendrán que estar presentes de forma medible dentro de la oferta turística mundial. Esto también invita a colaborar con la cadena de suministro para asegurar trazabilidad y minimizar los impactos negativos que provienen del desplazamiento y las actividades propias del turismo.

En conclusión, el panorama presenta incertidumbre, pero también ha incentivado a la cadena de valor a trabajar de forma conjunta para dar respuesta a la emergencia. La colaboración entre el sector público y el privado, no sólo en temas de regulación, sino también en incentivos para acelerar la transformación digital de la industria, bajo prácticas sostenibles, será clave. Los turistas locales serán protagonistas de la reactivación de la industria y deben ser el principal foco de los mercados en este momento. La velocidad de distribución de las vacunas también será determinante para reducir los tiempos de recuperación. Esta es otra muestra de la necesidad del pensamiento sistémico y de como la colaboración entre sectores puede dinamizar la innovación para minimizar los riesgos en tiempos de crisis.

¿Qué otros factores consideran importantes para tener en cuenta en la reactivación del turismo? Compartan sus opiniones en los comentarios.

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